viernes, 18 de octubre de 2013

Mi lamento de Jonás




Mi lamento de Jonás.

Ayer soñé algo que se parece a lo que sigue:

Una niña se desliza delgada como un horizonte, incrédula como Alicia, perdida. Un garbanzo extiende brotes verdes que se enraízan en sus piernas, poco a poco el verde le inunda, no puede evitarlo, se cuela por debajo de su falda, le habita cada uno de sus poros. Su nueva naturaleza clorofílica la estaca a la tierra, aterrada ve su cuerpo llenarse de brotes, pierde referencia, ahora su piel ya no es, no hay límite, es planta, árbol, enredadera. Florece mientras perece.

Al despertar varias ideas y referencias me vinieron a la cabeza, voy a dejar por fuera las interpretaciones personales, pero aquí voy compartir las referencias literarias que este sueño trajo a mi.
En primer lugar la más hermosa de todas es un poema titulado “Lamento de Jonás”. Antes decir que Jonás fue un santo, que castigado por Dios es tragado por una ballena y arrojado por esta días después a las orillas de una playa a condición de que cumpla su misión profética. 




Lamento de Jonás de Olga Orozco
Aquí suelo encontrar vestigios de otra edad,
Pero es mejor no estar.
Es difícil salir.
Y el corazón, en tanto,
Soy mi propio rehén,
¿Y quién ha dicho acaso que éste fuera un lugar para mí?"
"Este cuerpo tan denso con el que clausuro todas las salidas,
Este saco de sombras cosido a mis dos alas
no me impide pasar hasta el fondo de mi:
una noche cerrada donde vienen a dar todos los espejismos de la noche,
unas aguas absortas donde moja sus pies la esfinge de otro mundo.

fragmentos de panteones no disueltos por la sal de mi sangre,
oráculos y faunas aspirados por las cenizas de mi porvenir.
A veces aparecen continentes en vuelo, plumas de otros ropajes sumergidos;
a veces permanecen casi como el anuncio de la resurrección.
Porque hay trampas aquí.
Alguien juega a no estar cuando yo estoy
o me observa conmigo desde las madrigueras de cada soledad.
Alguien simula un foso entre el sueño y la piel para que me deslice hasta el último abismo de los otros
o me induce a escarbar debajo de mi sombra.
Me tapian con un muro que solamente corre hacia nunca jamás;
me eligen para morir la duración;
me anudan a las venas de un organismo ciego que me exhala y me aspira sin cesar.
¿en dónde el corazón,
el tambor de nostalgias que convoca en tinieblas a todos los relevos?
Por no hablar de este cuerpo,de este guardián opaco que me transporta y me retiene
y me arroja consigo en una náusea desde los pies a la cabeza.
el pausado veneno del verdugo,
el pacto con la muerte.

Por otra parte hace algo más de un año leí un pequeño libro  titulado “El intruso” en este Jane Luc Nancy, refiere a su experiencia personal luego de haber sido sometido a un trasplante de corazón. El libro reflexiona en torno al papel de la ajenidad, el lugar del intruso y se formula la pregunta "¿cuál es ese sujeto de la enunciación, siempre ajeno al sujeto de su enunciado, respecto del cual es forzosamente el intruso, y sin embargo, y a la fuerza, su motor, su embrague o su corazón?".  Las preguntas que subyacen son, dónde se aloja el yo, cómo superar el dualismo mente cuerpo, dónde habito si todo en mi puede ser intercambiable, dónde esta lo propio, dónde lo ajeno ahhhhhhh. 



¿Quién es este cuerpo mío?
¿Quién es?

2 comentarios:

  1. me hiciste pensar! jaja, mucho juego de palabra a la lacan hay por ahi para desglozar y rearmar... el sujeto de la enunciacion, y su ajenidad del enunciado, es lo que nos hace neurosis. cupido motorizado :P besos lu, Andre A.

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